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Rutina de Definición : Eliminar la grasa en culturismo

Creo que no es incorrecto decir que las tendencias estén cambiando, pero tampoco estoy seguro de que esto sea totalmente cierto. Efectivamente, cualquiera que hace veinte años traspasase el umbral de un gimnasio podía percibir que la mayoría de los que allí estaban tenían un objetivo común: ganar tamaño muscular. Claro que había algún gordito tratando de adelgazar, pero eran minoría e incluso ellos suspiraban por un par de enormes brazos que acompañasen a un inmenso pectoral. Hoy en día, por el contrarío, también la gente desea poner un kilo de músculo aquí y allá pero en ningún caso están dispuestos a probar algo que les pueda dejar el más mínimo rastro de grasa en sus zuerpos. La batalla contra la grasa no tiene zuartel La razón de la duda a la que aludía al principio, es que no tengo la sensación de que esta aversión a la grasa sea cosa reciente; runque en otras épocas se haya hecho algo vas la vista gorda/ ésta nunca ha sido bien 'ecibída en el cuerpo de los deportistas.

La grasa corporal es una reserva energética que nuestro organismo almacena, en lo que llamamos tejido adiposo, y que es utilizada Juando se necesita energía que no podemos obtener mediante la alimentación cotidiana. Su acumulación en el organismo humano es, en la mayoría de los casos, el producto de seguir una dieta cuyo número de calorías es más alto que el de las que son quemadas a lo largo del día. El proceso de almacenamiento de la grasa es lo que se denomina lipogénesis, mientras que el de destrucción es el conocido como lipólisis.
La estructura física del ser humano lleva implícita una cantidad determinada de grasa corporal que será mayor o menor dependiendo de la persona. Para que un físico luzca limpio, sin grasa, es necesario reducir el porcentaje corporal de ésta a un doce por ciento, en el caso de las mujeres, o a un seis, en el caso de los hombres.
Obviamente, quien haya leído hasta ahora concluirá que para conseguir esa definición tan deseada, el proceso es tan sencillo como provocar un déficit de las calorías ingeridas, respecto a las consumidas, para que así el cuerpo se vea forzado a utilizar las reservas energéticas. Efectivamente esto es cierto, pero son todavía unos cuantos más los cabos que deben ser atados para que la operación esté completa.

Todo aquél que quiera perder peso debe crear un estado hipocalórico, eso es evidente; tendrá que reducir el número de calorías ingeridas, aumentar el de las quemadas o incluir un producto termogénico. Si este déficit calórico se produce, nuestro peso se reducirá. Independientemente de que esas calorías procedan de las patatas fritas y el whisky (habremos perdido más músculo que grasa, desde luego, pero nuestro peso será menor). El cuerpo no hace distinciones; si el número de calorías es el adecuado, el peso se reducirá. Otra cuestión es que el objetivo no sea exclusivamente perder peso, si no eliminar grasa. Entonces la cosa cambia y hay que revisar cuidadosamente la procedencia de las calorías.
Es difícil, y aventurado, dar una proporción adecuada de los macronutrientes que conforman diariamente nuestra dieta, ya que unos organismos responden mejor a dietas altas en carbohidratos, mientras que otros lo hacen con las altas en proteínas. Los médicos suelen recomendar un 60% de carbohidratos, un 20% de proteínas y un 20% de grasa, mientras que los culturistas se mueven por el 35-45% de proteínas, 50-40% de carbohidratos y el 15% de grasas. ¿Un consejo?

Personalmente prefiero la segunda distribución, pero no voy a ser drástico (ni mentiroso); he visto buenos resultados con la primera. Una buena guía de referencia es la pirámide guía de alimentos de la FDA. En ella se recomiendan 6-11 porciones diarias del grupo del pan, cereales, arroz y pasta (la base de la pirámide), 3-5 del grupo de los vegetales, 2-4 del grupo de las frutas, 2-3 porciones del grupo de la leche, el yoghurt y el queso, 2-3 del grupo de la carne, aves, pescado, judías secas, huevos y frutos secos, y usar escasamente las grasas, aceites y dulces. Para simplificarlo de algún modo, decir que las principales fuentes de proteínas deben ser el pollo, el pavo, el pescado, las claras de huevo y la carne; los carbohidratos deben provenir del arroz, las patatas, la pasta, los cereales, las frutas y las verduras; las fuentes de grasa las podemos reducir al aceite de oliva y a los frutos secos, aunque es importante incluir alimentos que contengan ácidos grasos omega 3 ya que aumentan el ritmo metabólico y el cuerpo utiliza más grasa corporal como fuente de energía. Conociendo los alimentos que deben componer nuestra dieta deficitaria en calorías, respecto a las que van a ser quemadas, no está de más aplicar una serie de recomendaciones que van a acelerar esa pérdida de grasa que, como se ha establecido, es el objetivo primordial:
• Repartir los alimentos a consumir a lo largo del día en varias tomas, mínimo cinco, evitando las comidas abundantes
• No saltarse ninguna comida
• Beber agua en abundancia; mínimo dos litros y medio por día
• Ingerir las suficientes proteínas; mínimo 1,5 o 2 gramos por kilo de peso y día
• Consumir pocas grasas pero no eliminarlas por completo

El ejercicio regular es la forma más cómoda de inclinar el déficit calórico del lado que más nos interesa, el de las calorías gastadas. Además de obligar a nuestros músculos a que adquieran cierto tono y dureza muscular, el entrenamiento regular quema muchas calorías e incrementa el ritmo metabólico, con lo que si mantenemos nuestra dieta con el mismo número de calorías que ingeríamos antes de empezar a entrenar, conseguiremos ese déficit calórico tan buscado. Pero ojo, es absolutamente imprescindible mantener, o reducir, el número de calorías de la dieta, ya que de otro modo se produciría el indeseable aumento de peso. Esto es algo más frecuente de lo que podría parecer. Personas que se apuntan a un gimnasio con la esperanza de perder un poco de peso, se encuentran con que pasadas unas semanas han ganado algún kilo. La causa no es otra que el aumento de los alimentos consumidos como producto de la "petición de combustible" del organismo ante la nueva exigencia creada.

El entrenamiento es la razón principal por la que los deportistas presentan esos cuerpos tan musculares pese a que su dieta es más abundante que la del ciudadano medio. El número de calorías diarias que queman es tan elevado pese a que el porcentaje de grasa corporal que presentan es bajo. Lo más importante es saber el tipo de ejercicio apropiado para elevar el gasto calórico. Si su ilusión es ver sus abdominales marcados, la persona que llega por primera vez a un gimnasio se pondrá a hacer flexiones de tronco hasta no poder más con la esperanza de cumplir sus sueños cuanto antes. La cuestión es que, sin que esto sea erróneo, no es lo más apropiado. Efectivamente las contracciones abdominales fortalecen y dan tono a los músculos abdominales, pero hacen muy poco para eliminar la capa de grasa que los recubre.

Una persona que esté haciendo contracciones abdominales durante treinta minutos ininterrumpidamente, una tarea de titanes y una misión imposible para un principiante, habrá quemado unas 130-160 calorías, mientras que si simplemente ha estado andando en la cinta el mismo tiempo, algo accesible para cualquiera, habrá hecho lo propio con 190-240 calorías. No quiero decir con esto que se deba reducir el entreno exclusivamente al trabajo aeróbico, el entrenamiento con pesas es fundamental para incrementar y mantener la masa muscular, así como para dar firmeza y tono muscular al principiante, pero éste es básico en cualquier programa cuyo objetivo fundamental sea la pérdida de grasa. Un mínimo de treinta minutos diarios en la bicicleta estática, a un ritmo medio-bajo, es imprescindible para "derretir" esa grasa tan molesta para todos.

Otra forma de llevar el balance calórico al lado que más nos interesa, es decir, a gastar más calorías de las que ingerimos, es incluir un producto termogénico en nuestros hábitos diarios. Ninguno somos ajeno a los formidables efectos de estos productos que, además, están avalados por la ciencia. Los estudios han demostrado que el uso apropiado de un termogénico puede llegar a reducir en un 12% el peso corporal sin tan ni siquiera hacer ejercicio. También está más que comprobado que se produce una mayor eliminación de grasa en las personas que no hacen ejercicio y toman estas sustancias que en las que no hacen y no las toman. ¿Qué se puede pensar de combinar un termogénico con ejercicio y, también, recortar las calorías? Puedo asegurar que es mejor experimentarlo que imaginarlo.
Sí, ya sé que estáis hartos de oír hablar de, ¡y de probar!, productos milagrosos, pero no estoy refiriéndome a nada de eso. Estoy hablando de reducir las calorías de la dieta, hacer ejercicio regularmente y de apoyarse en un producto termogénico eficaz para acabar de una vez con esa grasa rebelde que se resiste a abandonar vuestro cuerpo. Ni siquiera estoy diciendo que creáis esos estudios clínicos que dicen que estos productos funcionan sin hacer ejercicio. Estoy seguro de que es verdad, pero no recomendaría a nadie que no siga las dos condiciones previas (dieta y ejercicio) que los utilizase.
Los productos para ayudarnos a perder grasa son tan antiguos como el deseo del hombre por deshacerse de ella, pero hasta hace unos pocos años no ha habido en el mercado algo realmente efectivo para ello. Tampoco los productos farmacéuticos destinados al tratamiento de la obesidad lo eran realmente. Los resultados auténticos llegaron hace unos pocos años, cuando se empezó a utilizar una combinación de extractos herbáreos que parecían ser la respuesta a esa petición casi a gritos que formulaban aquellos que aspiraban a un físico atlético y sin grasa. En principio, la mayoría de los usuarios, cansados de que la eterna promesa tampoco fuese cierta en esta ocasión, se mostraron un poco reacios a utilizarlos, pero al final cayeron rendidos ante lo que realmente era eficaz. Afortunadamente la ciencia ha seguido adelante y en la actualidad disponemos de productos termogénicos seguros y que además funcionan, que es lo importante.
Los laboratorios Advance Sciences of Nutrition están a la cabeza en lo que a investigación dietética se refiere y lo demuestran día a día con la evidente calidad de los suplementos que ponen en el mercado. Recientemente han desarrollado un suplemento nutricional que reúne todos los ingredientes que están asociados de un modo u otro
con el proceso de la eliminación de la grasa. El cóctel se compone de ácido hidroxicitrico, picolinato de cromo, citrus aurantium, guaraná, jenjibre, té verde y cola de caballo. Seguro que quien más y quien menos ha oído hablar alguna vez de estos ingredientes, pero conociéndolos a fondo es imposible albergar dudas acerca de la efectividad de la combinación.
El primero de los componentes de Hidroxymax II, que es el producto en cuestión, es el ácido hidroxicitrico (HCA), un extracto del fruto de la garcinia cambogia que resulta imprescindible en cualquier producto que pretenda luchar contra la grasa. Sus propiedades lipolíticas se llevan investigando desde 1969. Su efecto más destacable es que reduce la acción de la enzima ATP citrato liasa, que es la que transforma en grasa el exceso de hidratos de carbono que ingerimos. Esta enzima es la responsable de que aquellos que ingieren más carbohidratos de los que necesitan luzcan un físico recubierto por una capa de grasa. Un suplemento de HCA evita que esos hidratos se conviertan en grasa y por el contrario aumenta las reservas de glucógeno muscular, algo importantísimo para los deportistas porque significa mayor energía para entrenar. También muy importante, y lo digo por experiencia, es que regula el apetito ,y en especial por los dulces, lo que representa una gran ayuda para muchos. No hay que temer tomar HCA porque no es una sustancia que provoque la adaptación del organismo y su insensibilización a ella.
Un excelente complemento a la acción del HCA es el picolinato de cromo. El cromo facilita la actividad de la insulina actuando como lipolítico al regular el metabolismo de la glucosa. El problema es la dificultad que tiene el intestino delgado para absorber el cromo, ya que se calcula que la asimilación es del 0,5-3 % de una dosis oral de cromo trivalente. La solución más efectiva es optar por el picolinato, que al unir los iones de metal del cromo impide que el cuerpo los desactive. Las ventajas del uso del picolinato de cromo en la batalla contra la grasa son varias, pero por citar una de ellas mencionaré un estudio de ocho semanas en las que los sujetos que habían utilizado cromo y HCA perdieron cinco kilos, mientras que los que sólo recibieron HCA perdieron algo menos de dos. Esta es la razón por la que me refería al principio del párrafo de las excelencias de la combinación HCA-Picolinato de cromo.
La efedrina ha mostrado excelentes cualidades para eliminar la grasa, pero también ha demostrado que no se queda atrás en lo que a efectos secundarios se refiere. Es la razón por la que en muchos países sólo puede utilizarse con prescripción médica. Afortunadamente la ciencia ha encontrado alternativas para conseguir los mismos efectos positivos pero sin los indeseables efectos secundarios. Una de ellas es la sinefrina, que se encuentra en un cítrico llamado citrus aurantium. Las investigaciones han demostrado que promueve la pérdida de grasa a la vez que mantiene la masa muscular aun en casos de dieta severa. El citrus aurantium es un estimulante de los receptores adrenérgicos beta 3, pero como hace lo propio con los alfa 1 y 2 y los beta 1 y 2, por lo que no presenta efectos colaterales en el sistema cardiovascular; es decir, que no incide negativamente sobre la frecuencia cardiaca. La estimulación selectiva de los receptores beta 3 es de suma importancia para la pérdida de grasa ya éstos que aumentan de modo selectivo la liberación de ácidos grasos y de triglicéridos del tejido adiposo, provocando el incremento de la termogénesis. Dado que no altera otras funciones, como hacen la efedrina o las anfetaminas, la seguridad del citrus aurantium es total para eliminar grasa a la vez que se mantiene la masa muscular.
La cafeína se ha utilizado para elevar el estado de ánimo desde hace muchos años. El efecto que ejerce sobre el sistema nervioso central se produce prácticamente tras su ingestión y se prolonga durante horas (su vida media es de tres-siete horas). Para el tema que nos ocupa, lo más interesante de la cafeína es el efecto termogénico y lipolítico que ejerce en los seres humanos. Es por esta razón por la que ASN incluye el guaraná entre los componentes de Hydroxymax II. Esta es una planta utilizada también desde hace milenios por algunos pueblos como estimulante de la resistencia física. El guaraná es una fuente natural de cafeína. Los estudios han demostrado su capacidad para utilizar la grasa corporal como energía, a la vez que también se ha comprobado su eficacia para preservar el glucógeno muscular. Esto significa que ejerce un doble efecto que sirve para eliminar tejido adiposo y para producir energía. Su capacidad para elevar
ligeramente la temperatura corporal provoca un mayor gasto calórico que, como ya hemos visto, es también es positivo para la eliminación de la grasa corporal acumulada.

Otra planta, ésta de origen africano, que se incluye en la fórmula de Hydroxymax II es el jenjibre. Lo más interesante de ella son sus efectos sobre la circulación sanguínea y la elevación del ritmo metabólico, lo que complementa las propiedades de los otros componentes del producto.
Un complemento idóneo del citrus aurantium y del guaraná es la teofilina, que se encuentra en el extracto de té verde. Su propiedad principal es el aporte de cafeína, amén de otras sustancias que colaboran a aumentar los efectos termogénicos y lipolíticos de Hydroxymax II.
Por último, aunque no por ello menos importante, tenemos la cola de caballo. Este producto ha sido usado desde hace muchos años por los culturistas como diurético natural, ya que presenta múltiples ventajas respecto a los químicos. Entre ellas está su alto contenido en potasio, el mineral que más se pierde con el uso de estos. También son interesantes sus efectos sobre el endurecimiento muscular por la eliminación del agua subcutánea.
La dosis recomendada para personas de peso medio es de ocho cápsulas diarias, consiguiendo mejoren efectos si son repartidas en dos tomas. Una primera toma media hora antes del desayuno y otra media hora antes del entrenamiento, o de una comida a media tarde los días que no se entrene. Los mejores resultados se obtienen cuando el entrenamiento se está complementando con una dieta para eliminar la grasa corporal. Cuando el objetivo es eliminar un exceso de peso sino aumentar la masa muscular, una dosis antes del entrenamiento asegura un aporte extra de energía a la vez que asegura las ganancias de músculo limpio de grasa.
No creo que queden dudas para nadie de que Hydroxymax II significa un avance en la guerra permanente que mantenemos contra la grasa. El prestigio de ASN en el campo de la nutrición deportiva se ha conseguido empleando componentes de extrema calidad, lo que garantiza que el contenido del producto es exactamente el que describe la etiqueta. Sin embargo, y pese a todo lo anterior, la mejor garantía son los millones de personas que día a día consumen los productos de ASN en el mundo y consiguen resultados con ellos. ASN no promete resultados mágicos usando sus productos, pero si se combinan con el ejercicio y la nutrición adecuados se puede esperar mucho de ellos.
¿Por qué no probarlo? si que tenéis algo que perder: el maldito tejido adiposo.



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